La primera vez que aprendí a manejar bicicleta, no sabía ni como mantener el enquilibrio en ella. Pero la emoción me embargaba así que subí rápidamente y comencé a pedalear. Al principio iba bien pero mientras más rápido iba, más miedo tenía. El problema fue que no me habían enseñado cómo parar y terminé en el piso.
Deja un comentario